La lluvia que galopa sobre las ventanas como multitudes de caballos me despierta. Tirada sobre la cama veo pasar los sueños e ilusiones, todo pasa, pero la soledad permanece. Todo ha quedado allá, el bosque de rosas marchitas, el cielo plomizo que caía aplastante sobre mi cabeza y las cenizas de lunas vestidas de luto. Otro sonido me regresa a la realidad, algo estalló... ¿Serían las botellas? ¿Sería alguna taza?, no, creo que no, pareció ser algo en mi.. igual que un insecto que, cansado de la vida, bebe el vino de la muerte, yo, cansada de la tierra, subiré con una escalera hasta las estrellas, me haré una casita de papeles y humo. Beberé leche y dormiré inmóvil toda la noche, hasta que otra manada de gotas me vuelva a provocar el delirio que este insomnio me hizo escribir.